Retiro















Cuando el cielo cayó










De aperturas, tránsitos y otros relieves.

proyecto en proceso.


De aperturas, tránsitos y otros relieves es un proyecto en proceso que nace del diálogo con diversas personas cuyas vivencias e historias de vida están marcadas por accidentes y patologías, que al ser intervenidas y tratadas quirúrgicamente  han dejado una cicatriz en sus cuerpos. El correr de los años, el dolor, las experiencias médicas y las curaciones les han llevado a un re descubrimiento del cuerpo, pensado desde la concientización, aceptación y superación de la cicatriz. La resiliencia y la sanación del pasado se anclan en el presente para dialogar acerca de las transformaciones y la posesión de un cuerpo culturalmente adverso, que habita en una sociedad donde la belleza es parte de un culto enfermizo a los modelos de perfección capitalistas.
Por medio de la fotografía y el bordado, cinco historias y cuerpos se materializan como un acto de apertura catártica que pretende expandir una herida, re abrir un dolor, contar un recuerdo y cuestionar un modelo.

  • Fotografía: 35 mm. Kodak Color Plus 200.

  • Técnica: Impresión digital pigmento mineral /Bordado

  • Papel: Epson Enhanced matte 250g

  • Fotografías 37x54 cm /
    Obras 47x64 cm (5)

  • Texto e investigación en proceso: Marcela Astudillo






︎ Proceso de documentación_ testimonios

Catalina Rivera / 27 años
San Miguel, Santiago de Chile / ︎San Miguel, Santiago de Chile.

"Yo cuando era más chica siempre me imaginaba que cada operación era una especie de apertura, como si mi oído fuese una pequeña puerta a todo lo que está dentro de mí".

"La primera vez que sentí el dolor de la cicatriz fue cuando me sacaron los puntos. Lo desprendieron uno por uno y probablemente fue el dolor más intenso que sentí. Terminas portando el hilo que une la abertura por tanto tiempo que naturalmente empieza a cicatrizar en conjunto con la herida".

"Recuerdo una experiencia en el Hospital Barros Luco donde pasaba el pos operatorio en una sala común. Yo le comunicaba a mis padres que sentía tristeza mientras lloraba silenciosamente.

En ese momento la enfermera, de manera autoritaria y con actitud de ataque, le dijo a mi papá que me tenía que calmar. Él le contestó que yo estaba tranquila e instantáneamente lloré más. La enfermera  se acercó con una inyección y me hizo dormir. Su opción para calmarme era silenciarme,
ausentarme. Cuando eres niño no esperas que alguien te trate mal, sino que todos sean lindos y condescendientes contigo. Fue un golpe".

"La cicatriz es lo único físico que me queda de toda la experiencia. Todo lo demás; la
falta de equilibrio, la falta de audición son cicatrices más internas".



Constanza Espinoza Varas / 29 años
Recoleta, Santiago de Chile / ︎La Florida, Santiago de Chile.

"Sentía constantemente la sensación de que estuvieran haciendo cosas sobre mi cuerpo. Abrían con un bisturí, cocían, sellaban la piel  y salía humo con olor a piel cauterizada".

"Creo que la relación con mi cuerpo ha cambiado, por lo tanto la relación con mi cicatriz también.

Antes no me miraba tanto al espejo ni me observaba, sólo utilizaba mi cuerpo para un objetivo: ser actriz.  Mi cicatriz es linda, me gusta. También creo que es particular, porque es mía"

"Al mirarme me doy cuenta que mi cuerpo es todo. Las cicatrices son bellas, tienen historias y nos hacen particulares. Miro mi cicatriz  y es genial sentir que algo que socialmente no es lindo, para mí sí lo es. Verme al espejo me da fuerza.




Daniela Fuenzalida Fuenzalida / 30 años
Ñuñoa, Santiago de Chile / ︎Ñuñoa, Santiago de Chile.


"Me doy cuenta de su presencia a diario, pero al mismo es la cicatriz que cierra el lugar por donde nació mi hija y verla me trae bellos recuerdos"



Ignacio Pávez Fuentes / 31 años
Cerrillos, Santiago de Chile / ︎Ñuñoa, Santiago de Chile.

"Existe una multiplicidad de dolores; están los dolores nuevos que no sabes cómo enfrentarlos, los dolores que van de la mano con los estados anímicos y también esos que cuesta catalogar en una escala del 1 al 10"

"En esos momentos yo estaba cansado, día por medio entraba a pabellón, me querían salvar el brazo pero no lo lograban. Cuando las últimas semanas me propusieron la amputación la acepté, ya no podía más, pasaba dopado todo el día. Yo pensaba que el brazo había que eliminarlo, pues si se lograba salvar no lo iba a poder utilizar.  Cuando me lo amputaron vino el relajo, ahora seguía el siguiente capítulo: comenzar una vida sin una mano"

"En la fisura y en la fractura está todo y ese es el camino artístico en el que a mí me gusta indagar. La cicatriz podría ser socialmente un tabú, ¿por qué las queremos tapar, operar y tatuar haciéndolas desparecer?"

"Creo que el hecho de aceptar algo posee una intención de controlar aspectos de mi cuerpo. Las cicatrices existen y están ahí, yo las vivo en plenitud y elijo no tomar esa distancia del aceptar o no aceptar. Siento que los procesos de aceptación, cuando logran alcanzar sus objetivos se desvanecen instantáneamente"

"Mis cicatrices son una conmemoración de mi accidente, me llevan a ese evento específico, donde me siento agradecido de lo que me sucedió, era algo que tenía que pasar."

"El accidente me hace cuestionar la funcionalidad de las manos, la sensación fantasma de sentir que algo sigue ahí adentro, ¿por qué tener dos?, ¿mi mano sigue aún ahí?, la invalidez, las miradas en la calle y tantas reflexiones que surgen a raíz de una amputación"

"Si yo me expusiera en la calle, la amputación sería una fisura tabú que provoca el surgimiento de un sin fin de reflexiones, opiniones e indiscreciones con respecto a una parte de mi cuerpo"


Marcela Astudillo Torres / 23 años
Independencia, Santiago de Chile / ︎Buenos Aires, Argentina.

"Cuando llegué al hospital me bajaron de la parte trasera del auto en una camilla, me estaban esperando. Inmediatamente me conectaron a oxígeno y morfina. Fue una escena muy surrealista, me llevaban muy rápido por pasillos blancos y fríos, yo miraba el techo mientras cortaban mi  ropa con una tijera. Las enfermeras se rieron de mis pelos en las piernas, me sentí rota, triste, violentada y vulnerable. El pudor ya no existía, estaba expuesta, estaba experimentando un dolor que jamás imaginé."

"Hoy ver mi cicatriz es reconstruir ese momento, retroceder al 2015, pero desde una perspectiva completamente diferente. Después de entrar en ese dolor que jamás sentí ni sané, evitándolo y tapándolo todo el tiempo, pude concientizar mis procesos y mi relación con mi accidente cambió. Yo había sanado, desde dentro hacia afuera. La toqué, la observé, la amé.

Lo que podría catalogarse como un hecho desafortunado se tornó como crecimiento, transformación  y unión. Mi accidente mi hizo más vulnerable, más receptiva y más pequeña. Conocí la paciencia, esperar siete meses a que mi pierna se levantara y volviese a sentirse bien me hizo entender que los cambios se basan en escuchar a mi cuerpo, escuchar a mi conciencia".

"Mi cicatriz es la materialización de mi crecimiento, no es cualquier marca, es un recuerdo. Ella me hizo cambiar, pasé de sentirme una víctima a  una creadora de tanta transformación, donde aprendí a valorar y amar mi cuerpo tal cual es. Creo que hoy en día estamos tan llenos de estímulos que no podemos parar a concientizar nuestros cuerpos, sentires y el movimiento mismo, normalizando todo cuanto surja de ellos.  Para mí fue necesario pasar 6 meses en una cama sin moverme, para amar, cuidar y entender mi cuerpo y cada pequeña acción que ejecuta"


Este proyecto presentará su primera etapa en la exposición colectiva “Costuras develadas” junto a las fotógrafas y artistas 
Carolina Agüero y Jocelyne Rodríguez Droguett.





Costuras develadas


Las intervenciones fotográficas realizadas a través del bordado, han estado marcadas por un sentido vinculado a lo íntimo, emocional, a ese espacio de agujerear, coser, entramar, romper el papel fotográfico para introducir un elemento externo, la aguja e hilo, y hacer patente la intervención. Volver más vívido los recursos plásticos que intervienen en este proceso creativo y dejarlos ahí, a vista de las y los espectadores. Poner en evidencia la materialidad de sus elementos: La fotografía impresa y el hilo que la atraviesa, que tensiona, ante el papel que resiste.

Estas construcciones materiales están cargadas de un profundo quehacer simbólico, de un pasado donde el uso del bordado estaba referido principalmente a lo doméstico, y a una construcción social que nos dijo que era sólo utilizado por mujeres para desarrollar su feminidad, pero que llegado el  XX las sufragistas y nuevas manifestaciones artísticas desarrolladas por mujeres comienzan a utilizar este recurso en forma de protesta y como forma de hacer frente al patriarcado, levantando el aprendizaje aprendido de hijas, a madres y abuelas, ahora utilizado para protestar en el espacio público.

Llegada la década de los 80, Rozsika Parker y Griselda Pollock, comienzan a instalar definiciones desde lo teórico, sobre las prácticas artísticas desarrolladas años anteriores por mujeres que volvieron a introducir estas técnicas en sus obras artísticas, con una impronta política y feminista.



En Chile, Violeta Parra  y luego las arpilleristas, instalan un imaginario que por medio de la costura nos interpelan con la desigualdades sociales y los acontecimientos políticos que muchos no querían ver, dejando adherido a la tela el mundo oculto del otro chile, el campesino y obrero; el de ideales y corporalidades desaparecidas y torturados, que por medio del hilo y la aguja, denunciaron las violaciones a los derechos humanos.

En estos contextos, hoy, el hilo vuelve a pasar, ahora por la imagen fotográfica como recurso que re-significa el objeto fotográfico como tal, su carga de memoria y su inagotable posibilidad de comunicación visual. Para nuevamente, evidenciar y denunciar, incorporando lo íntimo, que a través de la grieta en el papel  busca exponer los hilos que han tramado sobre nuestra corporalidad el patriarcado, acosos – violaciones, la negación del goce, el conocimiento de los ciclos de la mujeres y reconocimiento de otrxs corporalidades disidentes, por medio de una costura que se adelanta en la imagen fotográfica, que además posee ese revés de volver a ver las cosas, de pequeños actos, como el de bordar, vuelviéndose potentes y significativos; encontrando en ese acto de coser/bordar la imagen, un espacio de placer y tiempo suspendido que hace contraparte a un sistema de apuro y demandas inmediatas.




Jocelyne Rodríguez Droguett








Qué tanto contendrán las piedras de un muelle



Galería: fotografías análogas 35mm.







Mark










Valdivieso
Santiago de Chile.
proyecto en proceso

Entre idas y regresos

un sincretismo de bienvenidas y despedidas

allí tambien transita la muerte con gladiolos, crisantemos, claveles e ilusiones.